dilluns, 9 de març del 2015

DIFERENCIAS Y CONFLICTOS EN EL AIKIDO


Hace pocos años se celebró en Italia un debate organizado por un grupo de aikido en el cual fueron invitadas diferentes escuelas y diversas líneas de las mismas en algún caso como es la Aikikai.

Las líneas del debate se desarrollaron entre ¿Cúales fueron las claves del nacimiento y desarrollo del aikido?, Expansión y universalización del Aikido y Futuro del Aikido.

El debate, como muchas veces y en diferentes ámbitos, se desenvolvió no sin diversos puntos conflictivos entre algunos de los diferentes ponentes.

La principal tensión se produjo entre un representante que podríamos llamar “ortodoxo” de la Aikikai y otro del Iwama ryu, que tras la reciente escisión (en aquel momento) de estos últimos del Aikikai y las tensiones que tras la muerte de Saito Morihiro sensei se desarrollaron con la familia Ueshiba y el Aikikai que desembocó en la posterior salida de Saito Hitohira del ámbito organizativo de la casa madre.

Los debates llegaron a cierto punto de acritud con acusaciones más o menos veladas de traición y de deslealtad desde el representante “ortodoxo” hacia el representante de Iwama y, a su vez, un cúmulo de reproches del representante de Iwama ryu hacia el de Aikikai.

Avanzando el debate en el intervinieron con otras voces y otras situaciones otros ponentes de diferentes sectores de Aikikai y otras escuelas, entre ellas, Ki Aikido Italia, dando opiniones interesantes y observaciones que daban mucho a meditar.

Hacia el final del debate el miembro “ortodoxo” de Aikikai que había participado en el tenso debate con el miembro de Iwama ryu, contestando al ponente de del Ki Aikido y razonando reconocía que fue lamentable y penosa la perdida del maestro Tohei Koichi cuando marchó del Aikikai en 1974.

Ciertamente, fue una ruptura traumática, la salida de Tohei sensei y una parte importante de maestros de Aikido que lo siguieron.

Tras la perspectiva que da el tiempo, las cosas se ven de manera muy diferente. Se puede recordar y leer en algún documento histórico los enfrentamientos habidos entre Ueshiba Kishomaru (segundo doshu) y Tohei Koichi (instructor-jefe del honbu dojo) por las diferencias de enfoque de la enseñaza del aikido pero sobre todo por conceptos filosóficos básicos.

Después de cuarenta años de la partida de Tohei sensei para crear una nueva organización de aikido, la Ki no kenkyukai, ya se han superado muchas de aquellas tensiones surgidas tras la escisión aunque las relaciones organizativas formales se pueden decir que no existen.

Y es que el tiempo tiene su valor fundamental, no se siente lo mismo tras una reciente y traumática separación por dolorosa que sea que tras un largo periodo de tiempo, eso lo podemos comprender como personas adultas. La problemática puede surgir si los sentimientos de ira y rabia se alargan durante un largo tiempo, la búsqueda de confrontación por una parte hacia la otra parte puede ser un síntoma de que no se ha cerrado bien la herida, bien por que no se sabe cerrar, bien porque aun sabiendo, dominar las emociones es dificultoso o subyace algo más que no se quiere reconocer y la mente sigue buscando enfrentamiento.

Lo que hace cuatro décadas supuso un fuerte tráuma, tanto que las tensiones que se crearon llegaron, incluso, hasta graves amenazas a Tohei sensei por parte de importantes maestros, hoy con la perspectiva que tiempo da, se valora de manera muy diferente lo perdido y roto.

Llegado el caso, que familiarmente y por desgracia, suele suceder entre muchos grupos y organizaciones de Aikido cuando sucede algún tipo de separación, escisión o rotura de éstos, lo más apropiado sería el hablar lo menos posible si no hay un dialogo constructivo y con buena fe de crear una solución para ambas partes o mantener un silencio reparador hasta conseguir crear las condiciones dentro de nosotros con las que conseguir una respuesta aceptable para todos, libre de las cargas anteriores.

El silencio es un valor que es difícil gestionar, solamente la meditación puede ayudarnos, pero, si a pesar de ello, siguen habiendo en nuestro interior sentimientos de confrontación e ira, sería quizás mejor interiorizar aún más profundamente.

Siendo, el Aikido, un arte marcial que busca la armonía y se autotitula a si mismo como el “Arte de la Paz” no deja de ser un contrasentido todas aquellas luchas y conflictos que se generan en su seno muchas veces porque la libertad de cátedra y enseñanza es algo congenito en nuestro arte y a veces choca con otras causas más ocultas.

Si algo interesante y vivo tiene el Aikido es esa vitalidad y creatividad, pues siguen surgiendo brotes y ramas que desarrollan el arte y lo hacen crecer ya que esa expresividad está abierta, como todas las artes, a nuevas formas que nos gusten o no son nuevas plataformas donde el gran tronco del árbol del Aikido es cada vez más frondoso.

No tenemos que lamentarnos por la “disgregación organizativa”, sino al contrario alegrarnos por la vivacidad de un arte que se vislumbra como un gran camino con muchas sendas, más o menos paralelas, pero de una vitalidad que le confiere al gran árbol del Aikido una bella exhuberancia.









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